Este sendero fue hecho por los residentes de Tierras Altas y ellos son los que principalmente le dan uso por eso muy poco se escucha de él. Incluso la entrada está escondida en una finca y no es visible al menos que uno sepa adónde ir.

Desde el inicio el sendero golpea a uno con su inclinación de más de  45 grados y se mantiene muy empinado durante la mayor parte del recorrido obligándolo a uno a tomar varios descansos para tomar un poco de aire.

Al inicio uno pasa debajo de unas matas de bambú bonitas que hay que tener cuidado de no agarrar por sus espinas.

Después la subida se hace menos empinada caminando por un bosque lleno de orquídeas, bromelias y plantas raras. Conforme uno va subiendo la cantidad de plantas solo va aumentando.

Eventualmente uno llega a un primer grupo de piedras grandes que debe rodear para seguir avanzando. El segundo grupo, aún mas impresionante le pide a uno que pase por una cueva, lo que da algo de miedo pero lo hace mas divertido.

De allí el sendero se pone empinado de nuevo y continua así hasta llegar al muro final para llegar a la cima. Ese muro de 12 metros hay que escalarlo con cuidado agarrando raices y ramas como soporte. De allí una subidita mas y se llega a la cima.

En la cima hay un plano con grama desde donde se ve todo el pueblo de Cerro Punta. Allí es buen lugar para comer y descansar.

Después uno puede explorar un poco ya que hay un sendero escondido hacia el norte y desde allí hay otras vistas y plantas preciosas.

La bajada es por el mismo lugar que se sube, mucho más breve tomando cuidado de no resbalarse.